Recorre las calles de Brisbane Australia y tiene una misión muy particular: rescata murciélagos bebés. Por ejemplo, el murciélago que vemos en la foto y dice que la razón por la cual filma es para crear conciencia sobre las personas.
Denise además graba todo lo que hace en video. Ella lo hace de corazón y adopta a los murciélagos hasta que pueden valerse por ellos mismos y luego los libera. Dice que cuando alguien escucha un sonido muy estridente, es porque los murciélagos están llorando.
No se trata meramente de un sonido estridente a modo de radar sonoro. Sino que son bebés en peligro, llorando.
Los murciélagos bebés lloran, y ella puede reconocer ese llanto.
Este murciélago que se ve en la fotografía de abajo se llama Sapphire y su madre murió electrocutada mientras se posaba en las líneas de alta tensión, por lo que Sapphire también sufrió electrocución y perdió dos dedos. Denise dice que los murciélagos se pueden adaptar a la vida sin algunos dedos.
Un tercer dedo también quedó dañado, sin llegarle suministro de sangre y fracturado, por lo que Sapphire se encontraba con mucho dolor.
En general, resulta frecuente que los murciélagos mueran por electrocución en las líneas de alta tensión. Por eso Denise siempre está atenta y ella cuida a las crías que quedan desvalidas o malheridas hasta que puedan recuperarse y comenzar a volar, además de valerse por sí mismos.
Por contrario, en vez de temerle a los murciélagos, ella muestra su pasión interminable por la vida, algo que no suele suceder con mucha frecuencia en otros lares del mundo.
En este caso, Miss Sapphire fue examinada por un veterinario que le prescribió antibióticos para curar las infecciones así como también le dio calmantes para que pudiera soportar el dolor que le producían sus lastimaduras.
National Geographics se interesó en la historia de Denise y le dedicó un documental. Es notable cómo a los murciélagos les encantan las bananas. Denise les provee de bananas y les da de comer este fruto por su consistencia pastosa, su alto contenido en fibras y sobre todo porque es fácil de masticar, siendo que se trata de murciélagos bebés y todavía no les han crecido todos los dientes.
Denise siempre envuelve a los murciélagos en una toalla, para de esa manera no lastimarlos y cuando ya tienen el tamaño adecuado entonces ella los conduce hacia el exterior y los deja ser libres y volar nuevamente hasta la naturaleza salvaje.
Es un gesto hermoso y generoso el que tiene Denise y probablemente ella sabe que si bien los murciélagos no pueden agradecerle, este trabajo tiene otro tipo de recompensa. La recompensa espiritual de hacer el bien. De preocuparse por aquellos seres por los cuales no muchas personas lo harán.